De nuevo los indios. Alineados.
Están esperando el fuego enemigo.
Los soldados se encaraman sobre las mesas,
sillas, cama y estanterías.
Tienen todas las de ganar. Pero los indios
conocen muy bien el terreno.
Sigilosos se dispersan
detrás de la papelera y de la mochila.
Tensan los arcos y apuntan
sus flechas y algunos viejos rifles.
En sus apergaminados rostros se lee la astucia
y la experiencia de muchos años de guerra.
No tienen prisa. Saben que la muerte
siempre llega en el mejor momento.
Su jefe extiende la mirada por el desierto
y recuerda su niñez
cabalgando entre aquellas rocas.
Ahora es ya viejo, y está cansado
de tantas heridas.
Hoy puede que le toque morir a él.
Y eso es lo que en realidad espera:
un disparo certero que procure descanso a su alma,
un disparo que le lleve a las verdes praderas
donde está la verdadera patria de su pueblo.
Queda poco. La luz es ahora su aliada.
Su resplandor deslumbrará a esos soldados
que cada día inventan nuevas armas y nuevos odios.
Saca el cuchillo y se lo pone entre los dientes con coraje.
Es la señal. Tensan los guerreros
los músculos de sus brazos, y sus miradas.
El viento es muy seco y el corazón se apresta a la batalla.
Un alarido lleno de valor sale de sus bocas.
Disparan sus flechas
en una parábola que causa escalofríos.
El eco de los disparos
no asusta a ninguno de ellos. Y su jefe
corre entre el polvo, el pecho desnudo, sin esconderse…
¡Qué admirable su hombría y su figura! Un disparo
le ha alcanzado en el pecho.
Pero él se agarra al viento y sigue corriendo,
como si nada. Tira al suelo el rifle,
el arco y el vacío carcaj, y el afilado cuchillo.
Desprendido de todo corre hacia la vida.
Otro disparo más, y otro, y otro… Al fin se desploma.
Sus hombres le miran con lágrimas en los ojos,
y le miran con admiración sus enemigos (encaramados
en las rocas y en las estanterías). Ya nadie dispara.
Un hombre valiente
está tendido en el suelo, con los ojos abiertos.
Contempla el cielo
y las últimas nubes de su vida.
Ha llegado el momento que esperaba.
En algún lugar y en algún tiempo
un gran guerrero indio murió así de libre.
Bienvenidos
Reflexiones, poemas, escorzos de vida, fe de lecturas, noticias de amigos... No pretende ser un desahogo, más bien un diálogo. Un demorarme en el resplandor de nuestra existencia. Y en su literatura.

martes 31 de enero de 2012
El heroísmo de una gran jefe indio
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
lunes 30 de enero de 2012
Dejar el alma bien a las claras
De lo que realmente me apetece escribir ahora es de Dios. Porque toda mi vida se resume en El. Lo demás sólo tiene sentido y adquiere plenitud en y desde el amor de Dios. No puedo andarme con vaguedades, o disimular la verdad de lo que me sostiene. ¡Menudo estúpido sería! La dimensión exacta de la pasión que siento por mi mujer pasa por la ternura que Dios tiene con ella y conmigo. Y es en Dios donde cada caricia o cada beso se transforman en un delirio, en un éxtasis y en un gozo que llevo años intentando explicar. O puede que no sea necesario explicar nada. ¿Y qué decir del amor de los amigos? ¿Qué decir de esos confidentes del alma que viven pendientes de ti, que te escuchan como si tus alegrías o penas fueran las suyas propias? Los amigos: ese magnífico don de Dios, esa gracia bendita, esos nombres. También el amor a la literatura es, en mi caso, una de las maneras más eficientes de alabar a Dios. Y de pedirle esperanza (y quizá de encontrarla), o de gritarle a la cara ese dolor insoportable, esa impotencia que a veces nos depara la vida. Y en todo Dios, con su misericordia. Dios, en el que vivo, en el que amo, en el que leo o escribo. Me da absolutamente igual lo que crean algunos. El más alto designio de las palabras es dejar el alma bien a las claras. Para que se entienda, para que otras almas alcancen a entender el significado y la emoción de un hombre que se declara feliz porque ama a Dios. Un hombre que ve en la poesía, o en el amor de su mujer, o en el tacto de un libro, o en la transparencia de la luz, esa gloria, ese cielo, esa alegría.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Apuntes de vida
domingo 29 de enero de 2012
En mi libreta nueva
Recorto para mi libreta nueva
(me gusta ir recogiendo nostalgias)
una mariposa naranja,
un ramo de flores silvestres,
una fotografía de Marilyn Monroe,
y un primaveral paisaje
pintado por Charles-François Daubigny
(en dicho cuadro
lo suficiente para ser feliz:
el amor en su embeleso,
unos almendros en flor, álamos,
arbustos, los verdes campos,
y esos caminos desde donde la mirada
contempla el alma
en la perspectiva del azul cielo
y de esas nubes tan blancas)
Y escribo en la primera página:
'no puedo concebir la esperanza sin belleza'.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
sábado 28 de enero de 2012
Ternura
La ternura es el alma de los sentidos.
La ternura es escuchar con paciencia
y leer con precisión los libros.
La ternura es entrar en casa
como de recién casado (¿lo recuerdas?).
La ternura es la caricia
de tu vida en su vida
(y el tacto de su abrigo azul marino).
La ternura es el silencio
que dejan las palabras en su oído.
La ternura es la voz de un amigo
cuando pronuncia tu nombre
y te pide por favor que reces por su vida.
La ternura es pensar de inmediato en una persona
e imaginar las infinitas posibilidades del cariño.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
viernes 27 de enero de 2012
Su centro, mi ser
Y más dentro de su adentro,
en el centro de su ser,
es donde yo soy y sueño.
Dueño soy de su querer,
que a mi vida da sentido
por ser su centro mi ser.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Poesía
jueves 26 de enero de 2012
El hombre nunca está solo
Agobio cotidiano. Pero la libertad -la felicidad- no está
en el egoísmo. La vida tiene sus extremos.
¿Vida? Vida. ¿Muerte? Infinito. El nacimiento al ser
no pertenece sólo al cuerpo. Ni principalmente.
El amor, que nos abraza desde el principio
hasta el Principio. Aquí no hay nada total.
Todo es una línea discontinua y tibia.
La totalidad está en el interior de nosotros mismos.
Hay estrellas, sí, pero casi todas fugaces.
Una sonrisa cruza ahora mi cara. Prendida del alma,
hilvanada por la esperanza. Dios: ¡qué total eres!
Eres porque eres. Soy porque eres. Y aquí me tienes.
Porque Tú eres y quieres. Porque Tú eres y me quieres.
Porque Tú eres yo canto y me abraso en misericordia.
Basta un crucifijo, una mirada, para que entre en ebullición
la líquida luz del horizonte y esta misma tinta que perfila mi deseo.
Amo porque existes, porque has nacido. Canto
porque amas este amargo trago que es el desamor del hombre.
Capaz a un tiempo de servir de alivio al mismo Dios
hecho Hombre. Hecho Pan, hecho Sangre,
en esta orilla del universo.
Escribir es morir a uno. Él lo sabe. Porque vivo muero
a un sueño dulce y nuevo. Dios es consciente de la magnitud
cósmica del silencio. No hay elegía más sublime.
Ni siquiera es más bello cuando se toca la aurora
con la punta de los dedos.
El hombre no está nunca solo. Dios ha nacido
para desbaratar la trama del pecado y el ácido de su tristeza.
Y para ello germina su amor
entre los lirios y las azucenas de su Madre.
Veinte siglos de perdón me apremian a saciar la sed
de un mandamiento cada vez más nuevo y más necesario.
Está recién estrenado su fuego. El amor apremia siempre.
Anhelo de vida y vuelo. No es casualidad que el sol brille
y que el pensamiento sea eclipse fuera del amor,
incapaz de producir algo sensato al margen de la fe.
Hojas multiformes se arremolinan ocres a las puertas de Belén.
Estas mismas palabras se agolpan nerviosas en el umbral
del portal que es la casa de Dios. En el umbral
de la página donde el Verbo escribe su don.
Nacen con pasión las palabras, los puntos y las comas.
Dios se hace alma. Carne de mi carne. No conozco nada
más eterno que la fugacidad de este lenguaje que nos abraza
en su divina estela. Hecho idioma de amor, encarnado
en vida palpitante. Deslumbra su ternura, no la tinta.
El amor es lo que dura, y su plenitud es lo que perdura
en el milagro de nuestra respiración. El poeta lo canta
con fe de niño. Y se canta si se vive, y se vive si se ama.
La luz del amor conforme verso y vida. Su incendio
-esa súbita llama- irradia, purifica.
Sonámbulo, camino hacia aquel punto infinito
de gloria en el tiempo, empujado por la fuerza de la gracia.
El amor de Dios hecho niño. Mientras se me hace un hueco
azulísimo entre los dedos: plegaria del silencio que adora,
de un cántico cuya voz es su Palabra.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
miércoles 25 de enero de 2012
Me siento feliz
Dos de mis hijos
en el salón, viendo una película.
Y yo aquí,
solo, en la cocina,
leyendo poesía. (¿Solo?
Bueno, está Dios, y está el alma
de unos versos que ahora leo:
"Hoy me siento feliz... por nada. ¿Un libro?
¿Una visita? ¿Un grato sueño?
Para ser feliz basta
ver sin angustia deslizarse el tiempo").
Y escucho
el temblor de la nevera,
y miro en el calendario
los primeros días de enero de 2012.
Y sonrío, sin que me vea nadie. (Bueno, Dios sí,
y quizá el alma del poeta
José Luis Tejada).
Publicado por
Guillermo Urbizu
3 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
martes 24 de enero de 2012
Hilario Barrero, mi amigo
Decididamente Dios se porta muy bien conmigo. La literatura me ha granjeado amigos estupendos. Y yo me siento el más pequeño de todos ellos, presumiendo de cada uno sin rubor; releyendo sus libros y su amistad, sacando pecho, como lo hace un niño con sus hermanos mayores. Sus logros son mis logros, lo suyo lo vivo como mío. Son un constante regalo, un don del que soy cada vez más consciente. Y uno de los más recientes amigos es Hilario Barrero. Sus traducciones, su poesía, sus diarios, o los colores y sueños de sus dibujos. Todo él, toda esa manifestación tan veraz y estupenda de rigor y de talento, de inteligencia y de alma. Me siento orgulloso de él, esa es la verdad. Y ahora que leo "Brooklyn en blanco y negro" (su diario de 2008-2009, editado por Universos), todavía presumo más. "Mirad, mirad hijos este libro, ¿lo veis?, lo ha escrito un amigo mío". Y prosigo la lectura feliz, en estado de regocijo. Y es que Dios me ha bendecido con amigos, que además escriben muy bien, que son capaces de decir con palabras el misterio de lo que pasa, para que no se nos pase desapercibida la vida. Hilario, qué gran escritor, qué gran amigo.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Apuntes de vida
lunes 23 de enero de 2012
¡Gracias, Padre!
Es famoso el refrán que dice "es de bien nacidos ser agradecidos". Y es cierto. A mí me educaron desde niño para dar las gracias por el más mínimo detalle o deferencia que cualquiera pudiera tener conmigo. Y digo yo que habría que empezar siempre por dar gracias a Dios, a quien se lo debemos todo. ¿Pero realmente somos conscientes de lo que engloba ese "todo"? Se me ha ocurrido ir haciendo una lista mental de cuántas cosas podría agradecerle. Y confieso que no me dan las horas del día para enumerarlas. He aquí algunas.
Gracias Padre, porque hoy me he despertado y aún seguía vivo. Y con mi mujer al lado, que no es poco. Gracias por mi salud, por esa sonrisa enorme que me ha regalado mi hijo Juan al darme los buenos días, por ese zumo recién exprimido y ese color maravilloso de la naranja, gracias por el pan que he podido desayunar. Gracias por haberme hecho nacer de unos padres estupendos, gracias por mis hermanos, por mis amigos, por todos los afectos que colecciono desde niño en mi corazón. Gracias por el agua caliente de mi ducha diaria, por esa fresca brisa que me saluda cada mañana al ir al trabajo, y por supuesto gracias por ese trabajo, cuando hay tanta gente que carece ahora de él.
Gracias por mi enfermedad, porque cuando me visita me permite sentirme más cerca de otros enfermos, y así puedo entenderlos mejor, y compartir con ellos sufrimiento y dolor. Gracias por todo lo que tengo, por todo lo que soy, por lo que me has dado hasta ahora y lo que sin duda me seguirás regalando en el futuro. Gracias por la comida que cada día pones en nuestra mesa, que además de rica es abundante. Por esas nubes que tanto me gustan, por los rayos del sol que me calientan, por los árboles que adornan mis sueños, por esas flores multicolores que alegran los campos, por la lluvia, por el mar ante el que me quedo extasiado, por las aves que pueblan nuestros cielos, por las altas cimas cubiertas de nieve y los profundos valles en los que pacen tranquilas tus reses.
Gracias por tu obra entera, pero muy especialmente por mis hermanos, de distinto color y distintos pensamientos, gracias por esas diferencias enriquecedoras, gracias por habernos hecho hermanos y habernos descubierto que Tú te escondes en el corazón de todos. Gracias por el día, y por la noche. Por el amor de los míos. Por la esperanza. Por tu hijo Jesús, que se hizo hombre "sólo" para contarnos que Tú nos amas. Gracias por cada vez que el Espíritu Santo me susurra al oído: "para, no juzgues, no sigas por ahí, que sólo Dios lee en el corazón de los hombres". Y por cada aliento y ánimo, gracias, Señor.
Gracias por haberme evitado conocer una guerra y saber lo que es vivir en paz y llenar de Paz mi corazón. Gracias por cada vez que me permites mirar a los demás con Tus ojos. Por cada vez que me haces consciente de que es hijo tuyo también esa persona que no me gusta nada, gracias Dios mío. Y gracias por ayudarme a amar cada día más y mejor a los que se cruzan en mi camino. Gracias Señor.
Publicado por
Guillermo Urbizu
2 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Reflexiones
domingo 22 de enero de 2012
No pierdo la esperanza
¡Son tantas las verdes praderas que no he hollado!
¡Tantas las cristalinas aguas
de las que desconozco el rumor y el río!
¡Tantas las bibliotecas donde no he leído!
¡Y es tanta la ternura que no he sentido!
¡Tantos los misterios que no adivino!
¡Tanta la poesía
escondida en idiomas desconocidos!
¡Son tantas las ventanas
desde las que no contemplo su perspectiva!
¡Es tanta la belleza y la aventura de la vida
que aún no he vivido!
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
sábado 21 de enero de 2012
Inmaculada
Quisiera regalarte, Madre,
un poema
con muchas flores dentro.
Jazmines, iris,
crisantemos, rosas...
Con esas pocas cosas
que son mi vida.
Y ofrecerte lo que soy:
este poema, así de imperfecto.
Y que leas en cada palabra
esta mirada
que sólo desea mirarte.
Una mirada muy pequeña,
de niño grande.
Quisiera regalarte, Madre,
todo lo que soy,
y hacerlo verso:
canción, pureza, arte.
María, mi dulce Reina
Inmaculada.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
viernes 20 de enero de 2012
Más feisbuquerías II
Hace tiempo que intuyo que acabaré leyendo sólo poesía. Porque necesito cada vez más de esa sed y de esa música. Porque ya no me conformo con menos. Porque es el alma de un hombre, y de la literatura. Porque el tiempo se acaba.
Divinizamos cualquier asnada y nos vaciamos de Dios entre gilipolleces. Esa es la cuestión.
El problema es que a la poesía -como a todo Amor- le sobran las palabras. O una gran mayoría. Su ritmo más real radica en el corazón, y en la mirada.
Es peligroso ser poeta. Se piensa y se siente demasiado. Y llega a doler incluso.
Los ángeles en las pinturas de las pechinas. Y otros de escayola, o trabajados en los bajorrelieves de las puertas, o en la piedra de los capiteles. Ángeles revoloteando invisibles, y esos otros en la cúpula del cielo. Ángeles bordados en los manteles o labrados en plata a los pies de Cristo. O adorando en el sagrario. Guardianes, protectores, mensajeros, intercesores, guías. Espíritus puros, arte de alas y color, piedad que inspira al alma. Arcángeles, tronos, dominaciones, querubines... Contemplo su vuelo, y su amor, y su lucha contra Satán. Ángeles de la guarda. Celestiales espíritus que trasiegan por el mundo y por mi vida.
Los hombres somos de ideas fijas. Una de las más recurrentes es esforzarnos poco (incluso por aquellas personas que de verdad nos aprecian). Otra es desdeñar lo que no se sabe, o pensar que lo sabemos casi todo, o que estamos siempre en posesión de la razón. Otra idea es llamar la atención de la forma que fuere, hablar mucho, escuchar poco. Y así parece que vivimos.
Creo que su corazón es de color naranja. Y puede que sea yo la causa. Y yendo de su mano veía hace poco las hojas haciendo su espiral con el viento. Y no sé si tiene algo que ver, pero yo lo escribo. Y en el cine, justo cuando el suspense era máximo, se ha vuelto hacia mí y me ha dado un beso. Y algo tendrá que ver todo esto con la poesía de los álamos y con la música de los ríos. Yo no sé, o sí sé. De sobra lo sé. ¡Qué hazaña es su vida!, ¡qué ternura es la mía! Cantan los pájaros a nuestro paso. Y es por ella, aunque los demás sólo oigan ruidos. Yo me la encontré un día, y reconocí de inmediato el alma de mis sueños, y esta alegría.
Si puedo decir que el amor es todo lo que tengo, daré por colmada mi vida.
Me gusta la vida en sí, y la posibilidad de rectificar y de acariciar, y de ver una película de Clint Eastwood. Me gusta agacharme y tocar la tierra o la hierba. Y guardarme pétalos de luz o piedras curiosas en los bolsillos.
Año nuevo. Y después de Reyes todos vamos de estreno. Bonito vestido negro, y esos pendientes con sus brillos, y ese polo verde pistacho, y esa bufanda color hueso, y ese jersey rojo. Voy a ver si en mi alma hay también algo nuevo, y que me dé más cuenta de Dios en ella.
Se podría decir que los Magos somos nosotros mirando al cielo, siguiendo esa esperanza que es la belleza, peregrinando hacia la fuente de toda Poesía.
Se podría decir que la poesía es esa perseverante búsqueda de signos donde encontrar alguna certeza ante tanta incertidumbre. Adentrándonos en el significado de la vida, y de nuestro destino. Cada signo es una pista más en donde intentamos descifrar el misterio.
Insisto en las cosas sencillas. Nadie es original en nada. Y menos yo, un mero artesano del alma, en aliento de pocas palabras. Lo sencillo, lo que amas. Ella leyendo una revista, y yo enfrente, bebiendo sus ojos y un zumo de maracuyá, naranja, limón y piña.
El Amor: esto sí que es vida.
Todas las vidas se reducen a Una.
Con eso de que uno tiene muchos libros, nadie se decide a regalarte otro.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Escolios
jueves 19 de enero de 2012
El principio
Estaban el cielo y la tierra. Y un mar
de negrura y abismo.
(¡Menuda oscuridad debía ser aquella!).
Lúgubre sombra
(como en tantas ocasiones ocurre).
Polvo que se arremolina
en soledad y noche.
¡Qué densas tinieblas, qué
escalofríos de pensarlo siquiera!
Era como si no hubiera nada. Sólo
Dios estaba. Pero como a tientas.
Y, en su Providencia de Amor,
decidió crear la Poesía.
Fue exactamente cuando dijo:
"Exista la luz". Y desde entonces.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
miércoles 18 de enero de 2012
Este cansancio de a veces
Cansa la batalla de la vida.
Cansa el día a día: esta continua lucha
con el desorden y su impaciencia.
Por no hablar de la melancolía
que, de cuando en cuando, te atrapa
en el desaliento de algunas palabras.
Pues sí, mi alma soy yo;
y me canso, y se cansa.
Publicado por
Guillermo Urbizu
2 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía
martes 17 de enero de 2012
¿Qué es la literatura?
Me lo han preguntado muchas veces.
¡Es tantas cosas la literatura! Puede que sea
el envés de la vida. O el intento
de dar en lo imposible.
Puede que sea un desahogo del alma,
o la posibilidad de dar forma al silencio.
Puede que no sea nada, después de todo
(como diría el poeta José Hierro).
Me refiero que no sea nada
de lo que hemos soñado para ella.
O no tanto. O sólo sea
el principio de algo más perfecto.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Poesía
lunes 16 de enero de 2012
Con las ventanas abiertas
Miras a tu alrededor
intentando descubrir alguna novedad,
algo que se salga de la rutina.
Y lo único que te encuentras es
que hay que preparar el desayuno, que los niños
se hacen los dormidos,
que el ordenador no arranca,
y que hacerte la cama es el mayor desafío.
Abres las ventanas
para que se airee tu vida
(quisieras ver un paisaje de Gauguin),
y te permites el lujo de sentarte
cinco minutos en el sofá,
y leer unas páginas de cierta novela.
Ni un ruido, y las cortinas flamean su vuelo.
Es entonces cuando te acuerdas de Dios.
Y te santiguas y rezas
lo mismo que rezabas de niño.
Respira la casa, y respiras tú en ella.
O con ella. Y vuelves a tu ventana (y a la realidad)
para ver los gatos,
y el pequeño magnolio y la ropa tendida
de otras vidas de las que no sabes nada.
Sacudes las sábanas con brío,
y piensas en que es siempre lo mismo.
Sólo cambia el dibujo, o el color de tu esperanza.
Y la posición y forma de las nubes.
Recoges del suelo los blancos almohadones.
Y luego te afeitas recitando en voz alta
tu gozo, y un poema
de Claudio Rodríguez.
La ducha, el gel, el tiempo que resbala
por tu piel en un escalofrío.
Es la vida y su río, y es el comienzo del día.
Es lo mismo y lo distinto.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Poesía
domingo 15 de enero de 2012
Impresionismo
El impresionismo
es el arte
que se difumina
en el aire.
Esa pincelada desnuda
en el lienzo
donde sueña
la luz, que arde
en cada color
donde ve la mirada.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Poesía
sábado 14 de enero de 2012
Más feisbuquerías I
Imágenes que se arremolinan en el tiempo. Espiral de recuerdos y formas que giran vertiginosamente en el interior de la memoria. Y en el fondo iridiscente del agua de las fuentes yacen los deseos, y la esperanza del hombre. Son monedas que brillan, como los días de diciembre, en un óxido de otoño y de nostalgia. Suena el mar en mis sueños, y suena el concierto de los poemas. Y un gato que baja las escaleras de los años, hacia aquella habitación donde leías música entre palabras.
Quiero decir cosas... y no sé cómo expresarlas. ¡Las estoy viviendo!
El cristianismo es amar a Dios amando a los demás (sobre todo a los que más lo necesiten). Ese es su núcleo, el Evangelio de verdad. Sin esto, ¿de qué sirve el resto?
Tenemos que ser sinceros entre nosotros y con la vida. De no ser así cundirá la amargura y la desesperanza.
¡Cuántos poetas amigos! ¡Y cuántos amigos con alma de poeta!
¿De qué puede estar uno seguro, pero completamente seguro, en estos tiempos de mofa y befa? Cuanto más avanzo en esta recurrente inestabildad que es la vida y su prosapia, más me quedo en Dios. Y nos quedamos de cháchara durante horas hablando sobre unos versos de Nicanor Parra (sabe Cristo la intemerata de poesía), o de misericordias varias, o alabando los divinos rasgos del rostro renacentista de mi amada. Así, los dos: Dios y yo. Y voy aprendiendo a amar (los que me conocen saben de mi torpeza), con más competencia. Y esto es lo que me da seguridad: este Amor. Prefiero su reputación, a cualquier otra risa burguesa.
Puede que no tenga otro remedio que imaginarme un paisaje. Unas colinas con sus bosques, con esa niebla matinal donde la luz juega de niña a los colores. O acudir a pasados ensueños de jardines, en oleadas de felicidad y flores. O al abrir la puerta de mi habitación encontrarme en un camarote del Nautilus, sumergido en la belleza y profundidad del océano de la literatura.
Puede parecer un poco fuerte, lo sé, pero no deja de ser la verdad: estoy delante de Dios, Creador y Señor de todo. Amor, alma, vida y poesía. Y me pongo a merced de Su mirada.
Vivir tampoco parece tan complicado, hasta que llega el momento de decidir si te conformas solo con lo accesorio de la vida.
Hacer acopio de libros no es otra cosa que esa necesidad que tenemos todos de esperanza. Esa esperanza de leer, es decir, de vivir.
En el espejo yo -o eso es lo que me parece-, y el movimiento del tiempo, y los rasgos que en mí dejan los sueños, y esta luz a raudales.
La obsesión por hablar mal del prójimo, de dar pábulo a cualquier correveidile es cansino y propio de gente que por lo visto no tiene otra cosa mejor que hacer. Opinar de todo y de todos sin tener la menor idea de nada. Ciscarse en la fama ajena, enjuiciar sobre la marcha. Y ese regusto por el morbo y el rumor y lo inane. ¡Qué cutrerío Dios mío, qué forma de perder el tiempo y enemistarse con la inteligencia!
Como lector, en esta apacible mañana de comienzos del siglo XXI, hago un necesario examen de conciencia: lo reconozco, hay en mi biblioteca (y puede que en mi vida) un exceso de novelería.
La educación es cosa de la familia, y de aquellos paisajes en bicicleta. Y de un buen profesor de literatura (y otro de filosofía) en el colegio. Y poco más.
Todo lo que nos parece imposible en la vida es en realidad un elaborado entramado de excusas.
¿La constante inquietud del poeta?
Que este sea su último poema.
¡Qué torpes somos! Empeñados en darnos con el alma en lo frívolo y con la cabeza en cualquier pared. Tozudos. Una vez y otra vez. Empecinados en que si el dinero, o en el propio y exclusivo antojo. Y vuelta a tomar la vida en su desvarío, y no en su espiritual perspectiva. O al menos con cierta proporción e inteligencia. Sin ese exceso de sandez. Habrá que aprender a sacar el corazón de los bolsillos y a ponernos manos al alma. Digo yo que de algo así va todo esto de la condición humana. Digo. ¿O qué?
¿Qué busca un hombre al escribir un poema? Pues lo mismo que buscamos cualquiera de nosotros en nuestras vidas. Se trata de ese darnos cuenta del amor, de ese ir tomando conciencia de nuestra alma (es decir, de nuestra identidad espiritual), y de saber expresar todo ello con la belleza de una sonrisa o con la armonía de unas palabras.
¡Ay, ese gran sueño que es la literatura!
Toda la literatura se mueve, y conmueve, entre la reflexión y el recuerdo. Y de por medio, a veces, un poco de fantasía, y siempre la esperanza.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Escolios
viernes 13 de enero de 2012
A una persona agotada
Así te sientes: en ruinas. Con el alma a la intemperie, sin saber muy bien qué hacer, ni hacia dónde ir. Conmueven tus palabras, y conmueve ese dolor y esa pena. Pero nadie está solo. Te miro atento, y por dentro rezo, y pido a Dios -con todo mi corazón- que te alivie muy pronto de ese peso que te asfixia. Nadie está solo. Y tú lo estás menos. Porque soy tu amigo. ¿Comprendes? ¿Lo comprendes bien? No soy nadie en especial, pero sí tu amigo. Y eso me hace ser poderoso. Y no dejaré que te consumas. Sé que la vida en ocasiones resulta complicada. Pero una persona es lo que ama, y tú has nacido para amar mucho. Amar es tu vocación y es tu anhelo. Por eso sientes tan dentro la poesía, por eso te duele más el alma. Esa alma que pide ayuda entre versos, que escudriña entre la belleza un poco de paz, de calma. Suspiras. Sientes el alma desfallecida, desmembrada. Y el cuerpo mustio, sin apenas ilusión por nada. Mírame: no temas. Confía en mí, en este amigo. Pronto el Amor rehabilitará tu vida, y lo celebraremos con agradecimiento y poemas, y con un abrazo. Feliz por fin. Y te aseguro que ocurrirá, que será así. Palabra.
Publicado por
Guillermo Urbizu
3 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Reflexiones
jueves 12 de enero de 2012
No quiero irme de ella
Cierro el libro, me levanto, voy a su encuentro, le abrazo por la cintura y le doy un beso. Y en ese beso -os lo aseguro- pongo toda mi alma y los cinco sentidos. Y suspiro luego en su cuello, y bailo con ella muy quieto. Y en su oído acaricio su nombre, y en silencio la miro, la amo y la conquisto. Y no quiero que termine nada, ni me creo ya el tiempo. Y se suceden los suspiros y los besos y los prodigios. Y el mundo me parece como recién estrenado, nuevo. Y la vida es su belleza, y la belleza es su ternura, y la ternura es el amor -nuestro amor- en plenitud de pureza. Y me ciño más a ella, más aún, en alma y cuerpo, y me sujeto a sus manos, y pienso si todo esto -este amor absoluto- está de verdad sucediendo.
Publicado por
Guillermo Urbizu
Tu comentario Etiquetas: Apuntes de vida
miércoles 11 de enero de 2012
Autorretrato un poco naïf
Érase un hombre que estaba más pendiente del cielo que del suelo, y que se ensimismaba en cualquier cosa. El tiempo le parecía indiferente, más o menos como el tráfico. No era forofo de nada, excepto del amor de su mujer y de los libros. Pasaba horas leyendo en las posiciones más insospechadas. Escribía: dejémoslo ahí. Le gustaban los batidos de vainilla, y ese color naranja de los cuadros de André Derain o Joaquim Mir. Vivía sin prisa por nada, ¿para qué? Y le llevaba a mal traer la nostalgia de la vida. Romántico cien por cien, y despistado mil por mil. Pero feliz. Y a vueltas con el alma y con el amor de Dios y con las ventanas, desde donde contemplaba esa poesía que tiene la insignificancia, o la transparencia de la luz. Algo perezoso era, y le encantaba la ternura como punto de partida del conocimiento, e incluso del origen del universo. Y tampoco mucho más. Bueno, sí, que no se acababa de acostumbrar a la vida. Para él era todo como un constante milagro. Lo cual le parecía una increíble ventaja: le gustaba vivir de sorpresa en sorpresa. Un tipo agradable, y de palabra. Si os lo encontráis, tratadle bien de mi parte.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Apuntes de vida
martes 10 de enero de 2012
Esa necesidad que es Dios
Dios y las teológicas vicisitudes
de todos los días.
Dios a través de la luz de los vitrales.
Dios en la historia
de la universal literatura.
Dios, que creó la belleza
femenina.
Dios y el no Dios (y su porfía
de alegría y tristeza).
Dios y los poetas,
y los salmos, y la metafísica
de mi abuelo yendo en bicicleta.
¡Dios, Dios, Dios!
Dios como algo propio:
esa necesidad constante de Dios
en nuestra vida.
Publicado por
Guillermo Urbizu
1 comentarios, incluye el tuyo Etiquetas: Poesía